Puede que haya momentos en la vida en los que te gustaría esconderte detrás de la almohada y llorar, muy fuerte, sin que nadie nisiquiera lo aprecie. Puede que, por más que te escondas, siempre haya alguien que se preocupe por enseñarle al mundo que existes. Pero, a pesar de todo, puede que te falte valor para enfrentarte a cada problema, enfrentarte a ese mismo obstaculo con el que tropiezas siempre; y por eso te tapas la cara para no ver y caerte, caerte de nuevo. Una y otra vez piensas en las mismas ralladas, en las cosas pasadas; en esas cosas que no encajan a la perfección, y por más vueltas que le das no le encuentras un sentido coherente que te ayude.
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